30/9/08

Paralímpicos cubanos sin limitaciones en Beijing.

Los Juegos Paralímpicos finalizaron con todo éxito en Beijing, escenario de otro triunfo incuestionable del deporte chino a nivel mundial. Doscientas once preseas conquistó la representación del gigante asiático, repartidas en 89 de oro, 70 de plata y 52 de bronce, para encabezar cómodamente el medallero de la cita paralímpica que, dicho sea de paso, también contó con una extraordinaria organización y nivel competitivo.

Después de China se ubicó Gran Bretaña, mientras que Estados Unidos se vio desplazado a la tercera plaza. Del cuarto lugar al décimo finalizaron las delegaciones de Ucrania, Australia, Sudáfrica, Canadá, Rusia, Brasil y España. Fueron los brasileños quienes lideraron la representación latinoamericana en los Paralímpicos 2008 con 16 títulos, 14 segundos lugares y 17 terceros.

México le siguió los pasos en el puesto número catorce, mientras que Cuba terminó en el lugar 23, un desempeño destacado si tenemos en cuenta que nuestro país estuvo representado por 31 atletas. El atletismo constituyó la vanguardia de la comitiva cubana al conquistar cuatro medallas de oro, tres de plata y seis de bronce. Las otras dos –un oro y un bronce-, las aportó el judo.

En lo individual, la velocista Yunidis Castillo sobresalió con sus títulos en 100 y 200 metros planos e igual cantidad de récords del mundo. Luis Manuel Galano impuso marca paralímpica en 400 metros planos y Leonardo Díaz fijó una nueva cota mundial en el disco. Por su parte, el judoca Isao Cruz subió a lo más alto del podio al tiempo que Lázaro Rachiff obtuvo medallas plateadas en 800 y 1.500 metros planos. Ellos se distinguieron sin demeritar otras actuaciones destacadas.

Más de 300 récords paralímpicos y casi igual cantidad del mundo, reafirma el criterio de que fue una justa extremadamente competitiva.

El desempeño en Beijing de los atletas paralímpicos cubanos despertó comentarios de admiración entre la afición del país. Compitieron muy bien y merecen el reconocimiento de todos.

13/9/08

Flagelos del deporte, una preocupación de muchos.

El mercantilismo, la comercialización, el dopaje y la compra de atletas son flagelos que hoy día azotan con creciente fuerza al movimiento deportivo internacional.

Según un informe de la Asociación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF), Francia y España encabezan el deshonroso ranking europeo en la compra de talentos del atletismo.

Aquí en América, Estados Unidos bien pudiera erigirse como ¨campeón olímpico¨ en esa perniciosa e injusta práctica, mientras que Bahrein en la región asiática va a la cabeza en el mercado de deportistas procedentes de Kenia, Marruecos, Etiopía y otros países. Allí están los casos de la etíope Maryam Jusuf Jamal, titular mundial en los 1.500 metros planos o del keniano Gregory Koncellah, quien cambió su nombre por el de Youssef Saad Kamel, dos ejemplos de otros tantos que ahora compiten por Bahrein.

Hace muy poco en los Juegos Olímpicos de Beijing, vimos cómo el keniano Bernard Lagat compitió bajo bandera norteamericana, como también lo hizo el vallista corto ecuatoriano Jackson Quiñonez pero representando a España en la cita olímpica, aunque su esfuerzo se lo dedicó a su país de origen.

En escenarios chinos apreciamos muchísimos casos de esa lamentable tendencia. Los brasileños Renato Gomes y Jorge Terceira representaron a Georgia en el torneo de voli de playa, incluso llegaron hasta cambiarse sus nombres por los de Geor y Gia. El velero argentino Diego Romero, se enfundó la chamarreta de Italia y le aportó una presea de bronce. Y así pudiéramos revelar otros casos más, que cheque de por medio cambian de bandera y nacionalidad tan fácil como tomarse un vaso de agua.
¿Qué hacer?, es la pregunta.

Muchísimas cosas, entre ellas, transformar definitivamente este mundo desigual que nos ha tocado vivir, en el que el deporte se ha convertido en un jugoso negocio. No es tarea fácil ni de unos pocos, sino de todos.























































































Cambios en el deporte mundial, ¿cuándo…?.

El saldo final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 dejó claro –o más bien ratificó el criterio- de que el concierto deportivo mundial ha sufrido notables cambios, a raíz de los acontecimientos ocurridos en potencias mundiales como las extintas Unión Soviética y República Democrática Alemana. A ello se suma que las antiguas Yugoslavia y Checoslovaquia también se multiplicaron. Pero el deporte ha ido transformándose mucho más allá de la eliminación de fronteras y cambios de nombre.

El deporte de hoy ha adquirido tal nivel científico y técnico, que no pocos se han quedado a la zaga en cuanto al uso de tecnologías y nuevos métodos de entrenamiento, sobre todo aquellas naciones pobres y con dificultades económicas de toda índole. Y todo ello – salvo rarísimas excepciones -, se manifiesta en las grandes lides atléticas internacionales. La brecha entre poderosos y los países del tercer mundo, crece también en el ¨mundillo¨ del músculo. Las desigualdades son evidentes. Sumémosle la emigración hacia los países ricos o lo que es lo mismo: el ¨robo de atletas y cerebros¨.

En Beijing lo vimos claramente: deportistas africanos, por ejemplo, que compiten por Estados Unidos, Inglaterra, España o Alemania. Lo más serio del asunto es que organismos internacionales que rigen la actividad deportiva validan este desleal procedimiento – o cuando menos -, lo ignoran con su silencio cómplice.

Las reglas existentes son insuficientes para detener lo que tal parece crece sin el menor sentido del límite. Hay que cambiar muchas cosas en el deporte de hoy, para que resurjan los verdaderos ideales del Barón francés Pierre de Coubertain. En lo que concierne a Cuba, solo del análisis profundo saldrán soluciones a muchas de nuestras deficiencias en la justa olímpica de Beijing.

Habrá que implementar nuevas ideas y conocimientos en el entrenamiento deportivo, así como una correcta aplicación de la técnica, la táctica y la estrategia en la pirámide del alto rendimiento cubano, una suerte de reciclaje para entrenadores y técnicos rumbo a Londres 2012. ¡Así pienso!.