27/8/08

Beijing: un precedente inolvidable.

Mucho se puede hablar de los Juegos Olímpicos de Beijing, incluso pienso que pasará el tiempo y en la memoria del mundo quedará la extraordinaria organización que hizo China para convertir la XXIX edición en la mejor de todos los tiempos.

Todo el mundo –casi sin excepción-, coincide en que estos han sido los mejores juegos desde que resurgieron estas competiciones en Atenas, Grecia, en el año 1896. Lluvia de récords mundiales y olímpicos, milimétrica organización en todos los sentidos, inauguración y clausura como para no olvidar jamás, son algunos atributos que signaron los dieciséis días de competición en modernas y confortables escenarios de competencia.

De otra parte, China emergió definitivamente como la nueva potencia del deporte global por encima de Estados Unidos y otras naciones acostumbradas a copar los primeros lugares del medallero. El concierto deportivo mundial ha cambiado y seguirá transformándose seguramente.

Soy del criterio de que la actuación de Cuba fue buena, aún cuando pronósticos y vaticinios se fueron ¨a bolina¨ tras el lugar 28 definitivo en la tabla por naciones. Es verdad que nos quedamos ¨cortos¨ en la conquista de títulos dorados, que son en definitiva los que dan lugar a la ubicación final.

Nuestro joven equipo de boxeo combatió estoicamente contra rivales, y algunos de sus integrantes contra el arbitraje resistido a ver sus golpes y buenas acciones. A los judocas otra vez el metal dorado le resultó inalcanzable, aunque a decir verdad las mujeres rubricaron una hazaña. La lucha greco con el gigante Mijaín López, conquistó el primer oro de nuestra delegación y los de la libre quedaron por debajo. Valiosa medalla de plata de Yoanka González en la compleja carrera por puntos del ciclismo; de color dorado son los metales bronceados de la tiradora Eglys Cruz y el decalonista Leonel Suárez. Es verdad que hay insatisfacciones en atletas, entrenadores, directivos, el pueblo, ese respetable que siempre espera más.

En el béisbol –que corre por las venas de todos los cubanos-, la novena de Corea del Sur demostró ser -de principio a fin-, la mejor del torneo olímpico. Los nuestros hicieron el máximo esfuerzo, aunque sabemos que tenían para más.

Habrá que –luego del justificado descanso-, reflexionar y ver donde radicaron los errores más notables: deficiente estrategia y táctica de juego, ineficiente rotación del pitcheo e inexactitudes en la alineación, incidieron en que el título olímpico de nuestro deporte nacional no volviera a casa.

Mientras, agasajemos a quienes nos representaron con tanto arrojo y patriotismo, pero como señalara Fidel en su reflexión del pasado lunes: ¨Estos méritos de nuestro deporte no nos eximen en lo más mínimo de responsabilidades presentes y futuras. En las competencias deportivas mundiales, por las causas señaladas, se ha producido un salto de nivel. No vivimos hoy las mismas circunstancias de la época en que llegamos a ocupar relativamente pronto el primer lugar del mundo en medallas de oro por habitante, y por supuesto que eso no volverá a repetirse¨.

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